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Todas las imágenes desaparecerán

12 noviembre, 2021 | Vivencias | No hay comentarios

Los chicos en la calle de tierra corriendo carreras con las bicicletas en el barro

Las gatapeludas en los tilos, y la abuela Lina haciendo un cucurucho con el diario, al que lo prendía fuego para hacer una antorcha que luego acercaba al nido de los gusanos con pelos.

La pileta de la casa de City Bell llena de agua estancada en invierno. El agua le llega hasta la mitad de su profundidad, y está llena de hojas grandes de los robles que se fueron pudriendo. En toda la superficie se pueden ver sapos que nadan entre las hojas y la mugre.

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Aquellas bellotas

26 marzo, 2019 | Anécdotas, Lo que me pasa, Vivencias | 2 comentarios

Cuando era chica mi padre solía enseñarnos los nombres de los árboles. Nos mostraba sus colores, la forma de las hojas, nos detallaba los alrededores del lugar donde estaban plantados, y nos mostraba sus frutos. Ese era unos de sus hobbies.

Las mujeres de la familia también teníamos hobbies: tejíamos con dos agujas; tejíamos al crochet; mi abuela Claudelina  bordaba a máquina y a mano; cuidaba su jardín y criaba canarios que luego presentaba en competencias.

Todos teníamos algún hobby.

En la reunión familiar de los domingos nadie estaba mano sobre mano, sino que siempre hacíamos algo. En la sobremesa nos sentábamos en el comedor diario que tenía un enorme ventanal que daba al jardín. La luz entraba de lleno por lo que facilitaba todos los trabajos manuales. El tejido, el crochet, el bordado, la costura.

Mi abuelo y mi papá criaban gallinas. En el garage habían instalado una especie de incubadora donde alojaban primero a los pollitos, y en otro rincón del enorme jardín cuidaban un gallinero para cuando los pollitos crecían y pasaban a la categoría gallina.

En el otoño mi abuelo juntaba los coquitos de eucaliptus que luego ponía en una lata con agua sobre la estufa. El calor calentaba el agua y el eucaliptus aromatizaba el ambiente.

Papá juntaba bellotas del roble que crecía en la vereda cuyas ramas entraban al jardín por sobre la ligustrina, y en un invierno las preparó luego de lavarlas, las perforó con algún taladro especial y le hizo una cartera a mi mamá.

El fin de semana pasado, paseando por un campo en Uruguay, visité la huerta del lugar. Al abrir la tranquera para entrar vi el piso regado de bellotas, y esa imagen me trajo los recuerdo de mi infancia.

También me trajo una pregunta: ¿El gusto por los hobbies se hereda o se enseña?

BICHA de CLAUDELINA