Si, ya sé que a fin de año se hace el balance, se dicen los pro y los contra de lo vivido, se suma y se resta.

Si es así, porqué contradecir al destino?

Acá vamos con los agradecimientos…

De todas las cosas malas que pasaron en el año, no voy a enumerar ninguna. Porque esas cosas, precisamente, son las que hicieran que me concentre en agradecer las que me quedaron, las que no me sucedieron, la que no me pasaron.

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Por eso, yo agradezco a mis amigos por ser mi cable a tierra. Por obligarme a salir de la burbuja del trabajo, de la rutina, de la comodidad y ayudarme a ver que hay otro mundo afuera del mío.

El amor que nos unió en algún momento de nuestras vidas, y que se renovó por distintos caminos hasta el amor que permanece en este momento, me reconforta desde muchos lados. Y sobretodo me fortalece porque me permite disfrutar hasta las tripas de la frase «yo tengo amigos».

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Agradezco a mis alumnas del taller Claudelina, porque en ellas deposito mi creatividad, que es el 50% de mi persona.

Si hay proyectos que quiero hacer, pero el tiempo no me da la posibilidad de concretarlos, las Claudelinas lo logran al permitirme enseñarles y hacerlos en el taller.

Esa fase creativa es valiosa y reconfortante.  Me dispara mil ideas en el año,  me distrae de los problemas, siembra mi creatividad, me desafía y ayuda a comprender el fracaso de la labor que no salió y a entender cómo es eso de empezar de nuevo y que salga bien.

Agradezco Claudelinas que puedo puedo transmitirles los que aprendí, y que puedo decir «yo tengo alumnas».

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Agradezco a la familia, a los que están y a los que se fueron.

A los que se fueron yo agradezco que me enseñaron a mirar con otros ojos a los que están, porque si no lo hago, habré perdido la oportunidad de hacerlo hoy, cuando puedo disfrutarlos. Por eso, gracias Lidia.

A la familia, por sostenerme. Para poder desplegar mi creatividad en el taller, en el blog, en este blog, en los viajes temáticos.

Y por mantener la armonía diariamente para que cada paso que doy tenga su equilibrio.

Algunos están muy lejos, otros están muy cerca. Lo bueno es que somos muchos, variados y parecidos.

Por el amor que me brindan, que me permite decir «yo tengo una familia».

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Por todo lo vivido, yo agradezco.

B I C H A

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