La credencial

24 septiembre, 2018 | Anécdotas, Reflexiones, Vivencias | No hay comentarios

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El predio que ocupa el Hospital Militar en el Barrio de las Cañitas en Buenos Aires, es enorme. Abarca varias manzanas y tiene pocas entradas habilitadas al público.

Posee ingresos sobre la avenida Luis María Campos ubicados a 100 metros uno del otro. En el terreno lindero se ubica el Regimiento de Granaderos que completa la gran extensión del predio. Su acceso es aún más restringido.

En la zona trasera del lugar, en el fondo del terreno se ubican varias calles bien pobladas de edificios, y quien quisiera asistir al hospital deberá rodear el terreno y hacer unos 3 kilómetros de caminata.

Si se tienen 90 años es necesario tomarse un taxi para ir al médico, o conseguir un pase libre por ser vecina del fondo.

Y así lo consiguió Fiordelina quien hace unos cuantos años realizó la petición, y la consiguió. Tiene su pase habilitado para ingresar por la puerta trasera del Regimiento de Granaderos, y por el interior del predio caminar en diagonal hasta el ingreso por la puerta trasera del hospital, y así asistir a su médico  y de paso aprovechar los servicios del cajero automático que se encuentra en su interior.

Todos los segundos lunes del mes Fiordelina toma una bolsa del supermercado donde pone su pase y se dirige al cajero automático para extraer efectivo. Siempre la acompaña su nieto. Pero esta vez él estaba de vacaciones, por lo que decidió acudir a la ayuda de su amiga Delfa, cuyo número de documento no difiere mucho del de Fiordelina.

Allá fueron las dos con el calor de enero, dando la vuelta por los lugares habilitados para el público en general, y entre charla y charla caminaron los 3 kilómetros hasta que llegaron al cajero automático instalado dentro del hospital, a mano derecha, apenas se ingresa por la entrada principal. Allí Fiordelina retiró dinero y luego le dijo a Delfa que la acompañara hasta el banco.

–Al banco? -preguntó Delfa intrigada.

-Si, al banco, que tengo que retirar más dinero -respondió Fiordelina.

Y allá fueron las dos caminando lentamente una cuadra más. Fiordelina apoyándose en su bastón y Delfa acompañándola con su charla.

Terminado el trámite en el banco, volvieron sobre sus pasos con la bolsa del supermercado lleno de dinero, ya que Fiordelina retiró del banco un plazo fijo que se le vencía.

-Querida, vos le avisaste a tus hijos que ibas a retirar tanto dinero?

-Si, le avisé a mi hijo que vive en París, porque si le aviso a los que viven acá en Buenos Aires, seguro me piden prestado.

Charla va, charla viene, llegaron hasta la entrada en la cual podían volver atravesando en diagonal el terreno del regimiento. Pero había un problema, Delfa no tenía el permiso de rigor para hacerlo. No importa, acordaron que ella acompañaba a Fiordelina que se sentía un poquito mal. Después de todo quién le negaría el paso a dos señoras que caminaban lentamente atravesando el lugar, una de ellas con bastón y las dos de cabello blanquísimo.

Llegaron hasta el lugar donde debían exhibir los permisos, se acercó el soldado que custodiaba el lugar y la reconoció a Fiordelina, quien puso cara de descompuesta y Delfa explicó que ella era su acompañante casual para apuntalarla.

-Pasen, pasen señoras –dijo el soldado-. Y ellas siguieron caminado después de mostrar la credencial.

Cuando estaban saliendo del predio vieron un grupo de granaderos de la banda de música que ensayaban unos temas para la fecha patria que se aproximaba. Las mujeres los miraron, y uno de ellos se les acercó.

-Buenos días señoras, quieren pedirnos un tema? Quieren que toquemos una de Luis Miguel?

Cómo explicarle que Fiordelina se sentía mal para poder circular sin pase por el lugar ! Una lástima pensaron, y le sonrieron con simpatía.

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B I C H A

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Osobicha

Hola soy Bicha, de Espacio Claudelina, el blog de tejido, crochet y patchwork; y de Reflexiones de Claudelina y Pitoco, un blog de escritura para divertirte y reflexionar. Pasá, disfrutá de la lectura, paseá conmigo a través de la escritura, observá las imágenes que se describen, comentá las emociones que te despierta ese panorama, compartilo.

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