Ella quería una señal. Etapa difícil de la vida. De esas en las que se separan las personas, los cuerpos, las cosas. ¿Cómo tomar un decisión definitiva? Un viaje fue la respuesta.

Bicicletas – Ai Weiwei – Fundación Proa
Ella quería una señal…
y la respuesta sería una viaje en el cual encontraría la señal que necesitaba para decidir su destino.
India.
Después de varios días de viaje, tocaba un trayecto en tren. Seis horas en primera clase, y luego los esperaba un hotel confortable donde se registrarían con el apellido de él, como habían hecho hasta ese momento.
El tren llevaba, en primera clase, personas, gallinas y cerdos. Los asientos eran curvos, hacia abajo. No importaba, ella lo acompañaba a él sabiendo que podía ser el último viaje juntos. O no.
El tren se para en la estación anterior a la de destino. Ella se levanta, toma su valija y queda en primer lugar en la puerta para bajar en la siguiente.
El tren se pone en marcha hasta que llega a destino.
Una estación de tren de estilo inglés, un medio tinglado a modo de techo cubría una superficie muy grande del lugar; un solo foquito iluminaba el lugar, el cual era muy oscuro; los truenos avisaron de la tormenta que se venía, y al parar totalmente el tren en el andén la lluvia ya era torrencial.
Ella levanta su valija para comenzar a bajar los peldaños de ese tren inglés trasplantado a la India, cuando la única luz del lugar se apaga dando lugar a la oscuridad total. Siente que los pasajeros la empujan para invitarla a que baje, y cuando va a pisar el suelo advierte que todo el lugar estaba poblado de gente durmiendo en el suelo. No había forma de caminar sin pisar a alguien.
Hacía frío, los bebés dormían desnudos, los niños no tenían abrigo, no había un centímetro libre donde ella pudiera estirar los dedos como una bailarina y encontrar un sitio donde pisar para empezar a caminar.
En ese estado desconcertante, donde solamente podía ver la situación con la luz de los relámpagos, alcanzó a ver a un hombre, vestido con un chaleco a cuadros que llevaba una linterna en su mano derecha, y en la izquierda portaba un cartel donde estaba escrito el apellido de ella…de soltera. ¿Quien se lo había dado? Si en todo el viaje había sido ubicada por el de casada.
Ella quería una señal, y ese cartel se la dio: soltera otra vez era la respuesta.
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#desafio30blog #dia13 #Maitenacaiman
4 Comments
Sofía sobolewski
Sentí friito en la nuca…
Osobicha
Y…si.
Lukre
Q buena. Yo quiero también una señal
Osobicha
Es cierto, y cuánto esperamos de las señales cuando nuestros caminos se parecen bifurcar!