Ella es preciosa, pura curva

Un metro setenta y ocho de juventud

El hace juego con ella

Un metro ochenta de hombre buen mozo

Pero mucho, pero mucho  más lindo que ellos dos es Agustín

Catorce meses, ojos celestes, no, turquesas!;  pelo rubio dorado

Se agarra las medias rojas con la punta de los dedos de la mano y las estira

Todavía no quiere caminar, pero le gusta bailar

Escucha la rana bailarina, un muñeco de esos que tienen una melodía que aturde; que espanta hasta la mascota

La rana canta y Agustín baila

Ella lo mira embelezada. Aliviada por el baile de Agustín

Aliviada de ver cómo tanto esfuerzo diario está dando sus frutos

Yo la vi a ella llorar. Sufrir, llegar casi hasta el fondo.

Yo la vi con los ojos desorbitados que reflejaban su desconcierto

Yo la vi reponerse lentamente, aceptar y avanzar

Yo vi cómo sus curvas desaparecieron y su piel se ajó, para después reponerse y lucir un cuerpo zigzagueante

Se volvió a maquillar, retomó su trabajo de abogada

Se desafió, y su voluntad hizo que su cabeza pudiera volver al trabajo

Y lo hizo bien, porque la ascendieron

Yo la vi madurar y hacer que su bronca sobre los chistes que se hacen en el trabajo, le empiecen a resbalar

La ví aceptar su destino, pero no como una aceptación así nomás, no. Con la frente alta, con convicción. Casi sin cuestionamientos

Si, yo la ví reponerse lentamente, aceptar y avanzar

Yo vi cómo fue aprendiendo a amar a Agustín y su Síndrome de Down.

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B I C H A

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